Cuatro años de cárcel para el inventor de las prótesis mamarias de la marca PIP
FRAUDE
Más de 300.000 portadoras en el mundo
En España se calcula
que hay unas 18.500 mujeres con estos implantes mamarios
El
fundador confesó usar una silicona industrial, pero "sin ningún
riesgo sanitario"
Tendrá que pagar una multa de 75.000
euros y no podrá ejercer en medicina
El Tribunal
Correccional de Marsella, en el sureste de Francia, ha condenado este
martes a cuatro años de cárcel a Jean-Claude Mas, fundador de la
empresa PIP que inventó y fabricó unos implantes mamarios
fraudulentos que llevan más de 30.000 mujeres en Francia y unas
300.000 en el mundo. En España se calcula que hay unas 18.500
personas con estas prótesis de mama.
Mas, de 74 años, fundó
en 1991 la empresa Poly Implant Prothèse (PIP) y se convirtió en el
cuarto fabricante mundial de prótesis mamarias gracias a sus
implantes de bajo coste fabricados con un gel no homologado por las
autoridades.
Unas 80.000 mujeres en el mundo estaban esperando
el veredicto de un juicio a gran escala y sin precedentes que se
celebró hace siete meses y en el que Mas se mantuvo imperturbable.
Además de los cuatro años de cárcel, Mas ha sido condenado a una
multa de 75.000 euros, frente a los 100.000 reclamados por la
acusación, y a la prohibición de ejercer tanto en el sector
sanitario como en la gestión de cualquier tipo de empresa, de por
vida.
"Nos sentimos muy desanimadas. Cuatro años en
prisión y 75.000 euros no nos deja satisfechas. Este hombre ha hecho
muchísimo daños", comenta Eva Giménez a EL MUNDO, presidenta
de la Asociación Nacional de Afectadas por las Prótesis PIP.
"Esperemos que en España se haga más justicia". Tal y
como señala esta afectada, no hay ninguna española entre las 5.000
denunciantes de la causa francesa. "Nosotras interpusimos una
demanda en la Audiencia Nacional que se admitió a trámite y ahora
está en instrucción. Estamos a la espera", agrega.
Además
del creador de las prótesis PIP, el Tribunal condenó a otros cuatro
trabajadores de la empresa. Claude Couty, director general y
consejero delegado de la empresa, ha recibido una sentencia de cuatro
años, dos de prisión y dos de libertad condicional, y una multa de
50.000 euros; Hannelore Font, directora de calidad, a una pena de
tres años, uno de ellos en libertad condicional; Loic Gossart,
responsable de producción, a una sentencia tres años, de los cuales
18 meses son de libertad condicional y, finalmente, Thierry Brinon,
responsable de I+D, a dos años, 18 meses de ellos de libertad
condicional.
Todos ellos han sido considerados culpables de
haber puesto en marcha un proceso para engañar a las autoridades
sanitarias francesas y poder fabricar en su planta del sureste
francés prótesis con un gel no homologado, derivado de una silicona
industrial diez veces más barata que la de sus competidores, lo que
les convertía en las más competitivas del mercado.
"No
sólo se es culpable por acción, también por omisión y en España
se ha omitido mucho. Muchos cirujanos sabían desde hace años que
las PIP estaban dando malos resultados y eran corrosivas, pero
siguieron implantándolas", apunta Giménez.
Hasta su
prohibición en 2010, poco después de que se multiplicaran los
incidentes con las prótesis mamarias PIP, la acusación estimó que
la empresa se ahorró un millón de euros anuales en gastos de
fabricación.
PIP llegó a obtener el 84 % de su facturación
fuera de Francia,esencialmente en América Latina, donde en países
como Venezuela se estima que 33.000 mujeres fueron operadas para
implantarles esas prótesis.
Pese a las acusaciones de fraude,
durante el juicio Mas confesó utilizar una silicona industrial, pero
afirmó que sus prótesis no tenían ningún riesgo sanitario y acusó
a las mujeres que lo llevaron ante los tribunales de ser "frágiles"
y de pretender "sacarle el dinero".
Un dinero que
asegura que no tiene, porque, según explicó en la audiencia, el
cierre de su empresa le dejó en la ruina, algo que los abogados de
las denunciantes consideran falso, por lo que han pedido que se
investigue la posibilidad de que tenga fondos ocultos en paraísos
fiscales.
En el ojo del huracán también está la empresa
alemana Tüv, que durante años certificó las prótesis de PIP
pasando por alto que estaban fabricadas con un gel no homologado.
El
último balance de la Agencia Francesa de Medicamentos y Productos
Sanitarios (ANSM) ha registrado más de 7.500 rupturas de prótesis y
3.000 casos de efectos indeseables, principalmente "reacciones
inflamatorias". Sólo en Francia se estima que ha habido unas
30.000 personas afectadas.
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